En sus palabras introductorias, Sonia mencionó que en México es una tradición honrar a los muertos y organizar esta celebración. Inmediatamente se notó la alegría en su voz cuando hablaba. Ella expresó que para ella, esta celebración es más hermosa que la Navidad y la Semana Santa, ya que le permite recordar de dónde viene y hacia dónde va, y le permite ver y sentir las raíces familiares tanto detrás como delante de ella. También subrayó que esta festividad no es solo para los mexicanos, sino para todos.
Un toque especial en la zona de entrada fueron las máscaras realizadas por artistas de diferentes naciones, elaboradas especialmente para este festival, en un curso liderado por la organizadora del evento. Con esto, deseaba mostrar la cultura mexicana y compartir cómo son los mexicanos con los participantes.
No solo distinguidos representantes de la diplomacia (México, Honduras, Perú, etc.), sino también artistas excepcionales y numerosos invitados asistieron al evento, otorgándole un carácter especial a la velada.
La importancia de este evento se reflejó en el discurso inaugural del Embajador Luis Javier Campuzano Piña, quien agradeció a Sonia y Paul Siblik y lo consideró una muestra de colaboración con los artistas para crear algo especial, fortalecer la comunidad y promover el entendimiento mutuo.
Katarina Teresidi, en calidad de socia, agradeció a Sonia por la organización y expresó un agradecimiento especial a todos los representantes de varios países por su buena cooperación.
Al final de la apertura, se interpretó de manera conmovedora la canción favorita de Sonia “La Llorona” por Luxana Lozano, una cantante de ópera profesional. Posteriormente, se llevó a cabo el performance “Trascendens” de Alex Villard, y el grupo musical Tonalli, con su música, creó un ambiente festivo y multicultural.
El Día de los Muertos en México es una tradición fascinante que es admirada en todo el mundo. Esta celebración combina elementos prehispánicos y españoles y es una parte fundamental del patrimonio cultural mexicano. La UNESCO ha reconocido la importancia de esta manifestación cultural y la incluyó en 2008 en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La definió como una fiesta tradicional, integradora, representativa y comunitaria.
En el imaginario mexicano, se cree que el 1 y 2 de noviembre los difuntos regresan y pueden reunirse con sus familias. Por esta razón, se celebran festividades de bienvenida en las que se elaboran altares siguiendo las tradiciones regionales. Las familias se reúnen para honrar a sus seres queridos, ya sea en sus hogares o en los cementerios.
Este año, el Instituto Latinoamericano, el Museo del Mundo en Viena, el Instituto Cultural de México en Viena y Lichtraum eins by Paul Siblik invitan a participar en las festividades y diversos eventos que se llevarán a cabo en honor a nuestros difuntos.
Fotos: Franz Pfluegl & Matthias Wieser